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¿Cómo era que, en verdad, se llamaban?


El estudioso Enrique Mario Mayochi (en la foto adjunta) se hartó un día de que muchos nombres de gente vinculada con nuestra historia fueran mal escritos y decidió "dar una manito" para corregir ese asunto.

Y el 18 de agosto de 1991, en su columna de La Nación, puso los puntos sobre las íes donde notó que faltaban. Y así nos enteramos de varios casos como los que a continuación enumeramos (no es verdad pues no hemos colocado un número a cada uno).

Bárcena no era el apellido correcto del sacerdote jesuita misionero que en tiempos pretéritos evangelizó lugares como Tucumán o el Perú. Se llamaba Alonso Barzana, y hasta 1979 una calle del barrio porteño de Villa Urquiza fue mal nombrada hasta en los carteles de la calle.

El abogado santafecino Vicente Anastacio de Echevarría (1768-1857) no se llamaba Echeverría como el escritor sino así, con "a".

José Darregueyra, amigo del citado Vicente, tampoco se salvó de la mala grafía de su apellido que fue impuesto a una calle del barrio de Palermo como Darragueyra. Es con "e" y no con "a", ¿estamos?

Un salteño que peleó junto a Belgrano y a San Martín, entre otros, no se llamaba Eustaquio Frías sino Eustoquio, es decir, no con "a" sino con "o", aunque te suene raro.

En otra nota ya mencionamos a Antonino Cambaceres, al que todos insisten en llamar Antonio, que no era su nombre real de bautismo.

El teniente general Pablo Riccheri (1859-1936) fue honrado dando su nombre a una calle, una plaza, una autopista, una estación de ferrocarril, etc. En realidad, nunca se le dio su nombre correcto porque verás que en todos esos lugares figura Ricchieri y no Richeri, es decir, con una "i" intrusada en el apellido.

El presidente que en muchos lados figura con el nombre de Roberto Mario Ortiz se llamaba en realidad Roberto Marcelino. Y de Marcelino a Mario el error no es pequeño.

Y un caso interesante para mencionar cerrando la nota, es el de José Zeferino Álvarez, conocido por su seudónimo "Fray Mocho". En algún momento alguien se dijo "Zeferino" no va con "Z", y de metido nomás le puso "Seferino", con lo que en sus libros figura como "José S. Álvarez". Es "Seferino" aparece en su acta de defunción en 1903 pero algunos equivocados persisten en creer y difundir que la "S" es de Sixto. En todo caso, nos quedamos con el nombre José Seferino Álvarez, o, para no andar discutiendo, con el José S. Álvarez, porque seguramente vos le decís José "Ese" Álvarez, ¿o no?

Prof. Daniel Aníbal Galatro
Abril de 2014
En Esquel - Chubut - Argentina
danielgalatro@gmail.com
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http://elportaldeolgaydaniel.blogspot.com.ar/

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