Manuel Belgrano
1770 03/06: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano nace en Buenos Aires, en la casa paterna sita en el solar que hoy corresponde al 430 de la avenida que lleva su nombre. Hijo de María Josefa González y Domingo Belgrano Pérez. Cursó sus estudios en el Real Colegio San Carlos, de Buenos Aires.
1789 06/06: Se traslada con su hermano Francisco a España, con el objetivo de estudiar Derecho en la Universidad de Salamanca. Enero La Universidad de Valladolid, en la que completó sus estudios, le otorga el diploma de bachiller en leyes.
1790 11/07: El Papa Pío VI le da permiso para leer libros prohibidos. Mientras tanto preside la Academia de Derecho Romano, Política Forense y Economía Política de la Universidad de Salamanca.
1793 31/01: Se gradúa de abogado en la Cancillería de Valladolid.
1794 30/01: Se crea el Consulado de Buenos Aires 02/06: Asume la Secretaría del Consulado.
1797 07/03: Se le concede el grado de capitán de las milicias urbanas de infantería de Buenos Aires.
1799 Inician sus actividades las escuelas de Dibujo, Matemáticas y Náutica, propiciadas por Belgrano y creadas por el Consulado.
1801 Colabora con Francisco Cabello y Mesa en el Telégrafo Mercantil, Primer periódico del Río de la Plata.
1802 01/09: Hipólito Vieytes, contando con el auspicio de Belgrano, inicia la edición del Semanario de Agricultura, Industria y Comercio.
1806 26/06: Participa en la fallida defensa de la ciudad contra el invasor inglés. Para no prestarle juramento de obediencia, poco después pasará a la Banda Oriental. Después de la victoria, se lo elegirá sargento mayor del Cuerpo de Patricios.
1807 5 y 6/7: Participa en la defensa de Buenos Aires frente al ataque inglés, como ayudante del cuartel maestre general, coronel César Balbiani.
1809 01/01: Se opone al movimiento dirigido por Martín de Álzaga para derrocar a Liniers.
1810
03/03: Comienza a editar el Correo de Comercio, satisfaciendo un pedido del Virrey Cisneros
14/04: Concurre por última vez a las sesiones del Consulado, cuya secretaría deja de ejercer.
22/05: Concurre al Cabildo Abierto, en el que vota a favor de la cesantía virrey Cisneros.
25/05: Es designado vocal de la Junta Provisoria de Gobierno.
04/09: Es nombrado Comandante de las fuerzas destinadas a la Banda Oriental.
22/09: Se lo designa General en Jefe de la Expedición Militar a los pueblos de la Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos y Paraguay.
16/11: Funda los pueblos de Curuzú-Cuatiá y Mandisoví.
19/12: Victoria de Campichuelo.
1811
19/01: Derrota de Paraguari.
09/03: Derrota de Tacuarí.
06/04: Circula el último número del Correo de Comercio.
11/04: Después de haber llegado a Concepción del Uruguay, designa segundo jefe interino a José Gervasio Artigas
02/05: Entrega el mando a José Rondeau y marcha a Buenos Aires para responder a los cargos que le formulan como Jefe de la Expedición al Paraguay.
09/08: Se cierra el proceso y le reponen en sus cargos con todos los honores.
04/10: Llega a Asunción junto con Vicente Anastasio Echevarría, enviado en misión diplomática por la Junta de Gobierno.
12/10: Se firma con el gobierno paraguayo un tratado de amistad, en procura de una futura un respetando la autonomía de Paraguay.
13/11: Es designado en Buenos Aires coronel del Regimiento N 1 ( primer tercio de Patricios).
1812
18/02: El triunvirato aprueba la propuesta de Belgrano acerca de la creación de la escarapela nacional con los colores blanco y celeste.
27/02: Enarbola por primera vez en las barrancas del Paraná la bandera de su creación. Es designado Comandante en Jefe del Ejército del Perú.
1 ó 2/03: Parte a hacerse cargo del Ejército del Norte.
03/03: El gobierno desaprueba la creación de la bandera.
26/03: Recibe en Yatasto el mando de las fuerzas que retroceden desde el Alto Perú.
25/05: Belgrano hace bendecir la bandera en Jujuy el canónigo Juan Ignacio Gorriti.
23/08: Éxodo jujeño: el ejército y todos los habitantes abandonan la ciudad de Jujuy, debido al avance realista.
03/09: Victoria de Las Piedras.
24/09: Vence a los realistas en la batalla de Tucumán.
27/10 Belgrano proclama Generala de su ejército a la Virgen de la Merced y le entrega su bastón de mando.
1813
13/02: Belgrano y su ejército juran obediencia a orillas del río Pasaje a la Asamblea General Constituyente, inaugurada en Buenos Aires el 31 de enero de ese año.
20/02: Victoria de Salta.
8/03: La Asamblea otorga premiso a los vencedores de Salta. Le obsequia a Belgrano un sable y le donan 40.000 Pesos, que él destinará a la construcción de cuatro escuelas públicas.
25/05: Redacta el reglamento para dichas escuelas.
19/06: Entra en la ciudad altoperuano de Potosí.
01/10: Derrota de Vilcapugio
14/11: Es derrotado en la pampa de Ayohuma.
1814
29/01: Encuentro en Algarrobos, cerca de Yatasto, con el coronel José de San Martín, quien llega al frente de refuerzos enviado por el gobierno porteño.
30/01: San Martín asume el comando en jefe del Ejército del Perú. Belgrano parte hacia Buenos Aires acatando la Orden de someterse a proceso por sus derrotas.
12/03: Permanece arrestado en Luján hasta que se permite alojarse en una quinta en San Isidro, debido a su mal estado de salud. Abierto el proceso, no habrá ninguna acusación seria en su contra y finalmente se dispondrá el sobreseimiento de la causa.
14/09: Belgrano y Bernardino Rivadavia son designados para realizar una misión diplomática en Europa.
1815
07/05: Belgrano y Rivadavia arriban a Inglaterra, donde se informan del retorno de Napoleón al trono imperial (Los Cien Días).
15/11: Belgrano abandona Europa.
1816
Marzo: De regreso en Buenos Aires, es designado Jefe del Ejército de Observación de Mar y Tierra, cuyos efectivos Concentrados en Rosario, por un pacto hecho en Santo Tomé por uno de sus subordinados y los caudillos Federales del Litoral, será depuesto y arrestado hasta que se marcha a Buenos Aires.
17/05: El director supremo Juan Martín de Pueyrredón desde San Miguel de Tucumán le pide que se traslade a esa Ciudad.
06/07: Es recibido por los diputados en sesión secreta. Traza un panorama de la situación política europea y propicia la instauración de una monarquía.
20/07: El Congreso de Tucumán otorga a la bandera celeste y blanca el carácter de símbolo patrio.
03/08: Es designado comandante en jefe del Ejército del Perú en reemplazo del general José Rondeau.
07/08: Belgrano asume el mando del Ejército del Perú.
1817
01/03: Reconquista de Humahuaca, que había sido tomada por tropas de José de la Serna. A propuesta de Belgrano, el gobierno otorga premios a los Vencedores.
1818
26/01: En carta que envía a su subordinado Martín Miguel de Güemes describe las penurias que soporta su ejército.
1819
06/01: El Directorio le ordena tomar el mando del ejército está operando sobre Santa Fe.
25/07: Jura con el Ejército del Perú, obediencia a la Constitución aprobada por el Congreso.
29/08: Pide licencia para atender su salud
02/09: Se concede su licencia.
10/09: Se despide de sus soldados al dar la Orden del día.
11/09: Entrega el mando del ejército al mayor general Francisco Fernández de la Cruz. Se dirigirá a Tucumán.
11/11: Como consecuencia de un movimiento armado en contra del gobierno civil de Tucumán, se pretende humillarlo colocándole grillos, lo que es evitado por su médico.
10/12: El Congreso reunido en Buenos Aires, informado de lo ocurrido, manda que se le dispensen las consideraciones debidas a su jerarquía.
1820
Febrero: Partirá hacia Buenos Aires y llegará allí en marzo.
19/05: El gobierno provincial le da una exigua ayuda financiera para atender su salud.
25/05: Dicta su testamento.
19/06: Recibe los auxilios religiosos y enseguida inicia su agonía.
20/06: Fallece a las siete de la mañana y se lo sepulta en el atrio del convento dominicano e iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
28/06: Se inician sus funerales.
1873
23/09: Se inaugura su estatua, erigida en ala Plaza 25 de Mayo.
1903
20/06: Se trasladan sus restos al mausoleo levantado en el atrio de la basílica de Nuestra Señora del Rosario, esquina Belgrano y Defensa, en la ciudad de Buenos Aires.
Véase. INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano. Los ideales de la Patria. Buenos Aires, Manrique Zago Ediciones, 1995, pp. 103-105.
Belgrano Economista
Manuel Belgrano se gradúa de abogado en Valladolid en enero de 1793, y a partir de ese momento se dedica al estudio de los idiomas vivos, del derecho público y especialmente de la economía política. 1
Durante su estadía en la Península, desde 1786 hasta 1794, las doctrinas económicas merecían una especial consideración, en virtud de las transformaciones operadas en el campo de las ideas.
En España dominaban las ideas liberales, y Belgrano se nutrió de esta Ilustración Española, que a diferencia de la francesa no es atea y respeta la figura monárquica.
Dentro de las teorías económicas, va a ser influenciado por la fisiocracia. Por ella se atribuía exclusivamente a la naturaleza el origen de la riqueza. Valorizaba especialmente la agricultura y procuraba la abolición de las barreras aduaneras y promovía el libre cambio. La doctrina toma auge en Italia, principalmente a través de los trabajos de Fernando Galliani y del abate Antonio Genovesi.
Genovesi, maestro predilecto de Belgrano era un mercantilista moderado, que pretendió combinar la libertad económica con los principios del proteccionismo industrial y agrario, contrariamente a los fisiócratas que basaban sus teorías en la libertad de producción y circulación de los productos.
En Inglaterra la fisiocracia tuvo sus mejores exponentes en Ricardo Cantillon y en Adam Smith.
En Francia el representante es Francisco Quesnay, al cual Belgrano estudia con entusiasmo.
En España se destacan las figuras de Pedro Rodríguez de Campomanes, Melchor Gaspar de Jovellanos y Vicente Alcalá Galiano. Estos se oponían a los mayorazgos y propiciaban el justo reparto de las tierras. Belgrano se empapó de estas teorías y también recibió influencias de Quesnay, Galiani, Genovesi y Adam Smith, que en la mayoría de los casos estudió en sus lenguas originales y que configuran la formación de su pensamiento económico.
Su capacidad y posición social le permitieron que trabara en la Corte fluidas relaciones con los personajes más importantes de la época, entre ellos el Ministro Gardoqui, quien lo nombra Secretario del Real Consulado de Buenos Aires, que se crea en ese entonces.
Belgrano regresa al país en mayo de l794, con todo el bagaje cultural que había adquirido en España. Debe enfrentarse en el Consulado con los comerciantes monopolistas que manejaban el puerto de Buenos Aires, a pesar de ello, Belgrano propone un programa de reformas que vuelca en las Memorias Consulares. Procura el fomento de la agricultura, ganadería, manufacturas y comercio del Virreinato del Río de la Plata.
Mantiene fluida correspondencia con los Diputados del Consulado en las distintas ciudades y se interioriza de las realidades particulares. Tiene una visión integradora del espacio del Virreinato, organiza expediciones para reconocer el territorio y gracias a la colaboración de geógrafos y topógrafos se vuelca esta información en mapas detallados. Esta cartografía se la facilita al General Don José de San Martín, cuando éste emprende el cruce de la Cordillera de los Andes.
Promueve nuevos cultivos como el lino y el cáñamo; se ocupa del mejoramiento del ganado vacuno y lanar, teniendo especial consideración por el ‘’ganado de la tierra’’ – llamas, alpacas, vicuñas y guanacos. Asimismo se ocupa del mejoramiento de la manufactura textil, por ejemplo en Cochabamba se busca mejorar la producción de lienzos de algodón para competir con la manufactura europea – catalana, en un primer momento, y luego inglesa, gran parte de ésta arribaba gracias al contrabando.
Se ocupó del mejoramiento de los caminos, de la construcción de un muelle para el puerto de Buenos Aires, de la fundación de una plaza fortificada en Choele –Choel para contrarrestar el cuatrerismo practicado por los indios araucanos, etc.
El desarrollo económico está unido a un desarrollo social. Se preocupa por el mejoramiento de la situación de los campesinos, y tampoco excluye al indio. Respondiendo a la tradición hispánica busca integrar al indio que se encontraba en la pampa, a través del comercio y de la evangelización, transmitiéndole los valores de la civilización. También se ocupa de la integración de la mujer, ya sea a través de los oficios tradicionales, como hilanderas y tejedoras, o proponiendo que sean mano de obra en los diferentes pasos que demandaban los cultivos del lino y del cáñamo.
Lamentablemente la crisis política que experimentaba en esos momentos el Imperio Hispanoamericano, hizo que muchos de sus proyectos no pudieran concretarse.
- 1- OVIDIO GIMENEZ, Los estudios económicos de Manuel Belgrano. Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias Económicas, 1976.
BIBLIOGRAFÍA.
GIMENEZ, OVIDIO, Los estudios económicos de Manuel Belgrano. Buenos Aires, Academia Nacional de Ciencias Económicas, 1976.
GIMENEZ, OVIDIO, Pensamiento económico y filosófico.
En: INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Manuel Belgrano. Los ideales de la patria. Buenos Aires, Manrique Zago ediciones, 1995
GONDRA, LUIS ROQUE, Las ideas económicas de Manuel Belgrano. 2ª.edición. Buenos Aires, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, 1927.
INSTITUTO NACIONAL BELGRANIANO, Documentos para la historia del General Don Manuel Belgrano. Tomo I, Buenos Aires, 1982 y tomo II, Buenos Aires, 1993.
Belgrano y El bien común
Belgrano poseía una vasta preparación intelectual adquirida en los centros de estudios de Buenos Aires y Europa. Tenía discreto manejo de idiomas: italiano, francés, inglés, castellano y algunas lenguas indígenas.
La situación europea le permitió avizorar los cambios que provocaba la Revolución Moderna: sociales (derechos del hombre y del ciudadano); económicos (mercantilismo-capitalismo); tecnocientíficos (Revolución Industrial); educativos; políticos (Ilustración); culturales y religiosos.
Difundió a través de la prensa las nuevas ideas y como Secretario del Consulado se propuso tres objetivos, a través de un plan bien estructurado: fomentar la agricultura ganadería; animar la industria y proteger el comercio interno y externo. Su visión fue integradora y americanista. Se movió con diligencia y sentido práctico respecto a la realidad que le tocó vivir. Atendió a las necesidades reales del país.
Belgrano es uno de los pocos hombres públicos que a través de su actividad como funcionario del Estado Hispano¬americano y luego como promotor de Revolución de 1810, se ocupó con verdadero sentido de estadista en promover el bien común. El bien común tiene para él categoría ética y lo coloca por encima de los intereses particulares y en buena medida de los intereses de la mayoría. Es un bien porque está consustanciado con la naturaleza del hombre y su desarrollo como ser humano (persona). Todos los escritos de Belgrano son una teoría fundada en el bien común, pues para él es fuente importante porque de él pueden participar todos los que forman la comunidad social. El bien común permite el desarrollo de todo el hombre y todos los hombres; insiste en la capacitación y educación de la familia, donde se debe aprender en comunión de amor las conductas para integrarse en la sociedad. La salud, la educación, el trabajo, la conservación del medio ambiente son para Belgrano parte del bien común. Belgrano plantea la dimensión teologal del bien común, ya que la plenitud del ser humano resulta imposible sin Dios: "Bien común trascendente y supremo para todos los hombres”.
En todos sus escritos memorias y correspondencia expone estos conceptos sobre todo el influjo benéfico de la religión y la importancia de la familia. Educación y una vida equilibrada que sólo provocaría un humanismo estéril, cerrado sin Dios.
Belgrano señala los contenidos temporales del bien común:
1) respeto a la persona y a sus derechos inalienables;
2) bienestar social y desarrollo de los grupos que integran la sociedad;
3) la libertad, la solidaridad y paz entre las distintas comunidades para la estabilidad y seguridad de la sociedad;
4) la unidad es un bien que debe estimarse por encima de otros bienes para alcanzar desarrollo integrador. Se debe evitar la corrupción, la inequidad, el ocio y toda gama de los vicios que derrumban a la comunidad.
(1) Belgrano sostiene que el bien común permite el desarrollo de las personas y se concreta a través de la prudencia que debe tener cada miembro social, en especial las autoridades que ejercen el poder. La preocupación del bien común, categoría ética para Belgrano, es uno de los mayores aportes de su pensamiento muy poco conocido en nuestra Historia Nacional.
Lo encontramos en: Reglamento de las Escuelas donadas a las Provincias del Norte; las Instrucciones y Reglamentación de las milicias patrióticas de Misiones; las disposiciones colocando en igualdad de condiciones a los indios y a los españoles americanos; las medidas sobre el poblamiento y reparto de las tierras públicas a los indios; el apoyo a los indios pampas, tehuelches, pehuenches, que conocían de la cría de los ganados de pelo largo utilizados en la producción textil; los manuales internos para atender a los deberes morales y éticos de los ciudadanos enrolados en el Ejercito; las advertencias sobre el sentimiento religioso y la acción de las parroquias; los reales intereses sociales y económicos de los Pueblos; la integración americana e incluso un sentimiento panamericanista que se advierte con la traducción del Discurso de despedida de G. Washington al pueblo de los Estados Unidos de América.
Belgrano orienta su labor hacia el bien común, como un instrumento que permite desarrollar la capacidad creativa del hombre a través de la familia, el trabajo, la educación y el amor a Dios. ¡Qué bien nos haría hoy poner en práctica estos principios belgranianos!
1- Véase: Cristina Minutolo de Orsi, Belgrano y el bien común. En: Anales, Instituto Nacional Belgraniano Buenos Aires, 2002.
BELGRANO Y LA RELIGION Los viejos documentos, las crónicas y distintos testimonios de época permiten dimensionar la figura trascendente de Manuel Belgrano, que en los albores de la Patria se convierte en fervoroso defensor de la causa americana. Belgrano no es solo mediador en el proceso revolucionario, sino un activo movilizador de la Patria nueva. Su correspondencia con los principales hombres públicos de su época así lo demuestra. Su fama se proyectó a nivel continental para estar colocada al lado de nombres como Francisco Miranda, Simón Bolívar y José de San Martín. Su formación religiosa y su excelente preparación teológica y filosófica le permitieron a Belgrano aplicar en las distintas facetas de su acción política, militar y económica, así como cultural, las enseñanzas recibidas. Existía una importante tradición mariana en el Río de la Plata. Cofradías y hermandades, vinculadas al culto mariano, tuvieron una destacada actuación, que fue creciendo en la medida que las Ordenes adquirían mayor poder y prestigio. Al mismo tiempo, se alentaban las diversas devociones como la del Rosario, Inmaculada Concepción, etc.
Una serie de documentos antiguos: Reales Cédulas, Reales Ordenes, Actas Capitulares eclesiásticas y civiles, Testamentarías y Documentos particulares atestiguan el patrocinio y devoción de la Inmaculada Concepción en nuestras tierras.
Recordemos que Solís en 1516 llama al Río de la Plata Río de Santa María y en 1527 Gaboto coloca la empresa bajo el Patrocinio de Nuestra Señora del Rosario, proclamándola al entrar en las aguas del río Paraná Patrona de esas costas y del Gran Río.
En 1536, Mendoza funda en la orilla derecha del Río de la Plata una población llamada Santa María de los Buenos Aires o puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Aire.
En 1580 Garay funda por segunda vez la ciudad que había sido destruida y la llama de la Santísima Trinidad y el puerto de Santa María de los Buenos Aires.
La ciudad tuvo como Patrono a San Martín de Tours pero se veneró a Nuestra Señora de las Nieves.
En el siglo XIX los franciscanos, dominicos y mercedarios promovieron el culto y devoción a la Virgen en sus advocaciones: Inmaculada Concepción, del Rosario, de las Mercedes y del Carmen.
La Virgen del Rosario fue llamada Virgen de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires después de los sucesos ocurridos en 1806-1807 con motivo de las Invasiones Inglesas.
Buenos Aires fue tomando forma desde su fundación y se distinguió por los templos que fueron construyendo. Se la conocía como Puerto Convento pues los viajeros que arribaban a sus playas sólo advertían la altura de alguna de sus torres como la de San Miguel, llamada “la Chismosa”.
Las parroquias, capillas, oratorios y ermitas dieron forma a los barrios en la capital, adentrándose hacia la Pampa.
El fervor de los vecinos se enderezó hacia la Virgen del Carmen y luego hacia la Virgen del Rosario, que fueron sacadas en momentos de peste y dificultades en procesión solemne.
Belgrano, vinculado al Convento de Santo Domingo, fue devoto de la Virgen del Rosario y perteneció a la Orden de Terciarios, cuyo accionar que mostró adhesión a la causa de la Revolución.
Por otra parte, en su paso por España se llegó a relacionar personalmente con el rey Carlos III, considerado un monarca progresista. Este era devoto de la Inmaculada Concepción y puso bajo sus auspicios una de las primera Ordenes Españolas modernas creada el 24 de octubre de 1761 para premiar el mérito por logros personales. Fue confirmada por Bula de Clemente XIV. El centro de la Orden muestra una cruz con medallón donde se advierte la imagen de la Purísima Concepción, Patrona de la Infantería Española, que luce un manto esmaltado y adornado con estrellas y, a sus pies una túnica y una media luna de color blanco. La cinta de la cual pende la medalla es azul-celeste con una franja blanca en el centro. Colores que simbolizaban el cielo y la pureza. Carlos III designó a esta Orden de la Inmaculada Concepción como una muestra de gratitud por el nacimiento de su nieto Carlos Clemente, primer hijo varón del Príncipe de Asturias.
Una interesante iconografía, cuadros y reproducciones en importantes museos españoles reproducen la simbología y colores de esta Orden. Algunos autores sostienen que los medios esmaltes, símbolo del Misterio de la Inmaculada Concepción, estaban presentes desde siempre y en especial durante la Edad Media. En virtud de la controversia que suscitara el Misterio de la Purísima Concepción a través de la posición de teólogos y filósofos, la iglesia enmarca la figura dela Nueva Eva, sin pecado original, partícipe de la redención humana a través de Cristo Jesús, venciendo para siempre al maligno. Aparecen las imágenes de María entre rayos fulgentes pisando la cabeza de la serpiente.
Retomando el hilo de nuestra exposición, debemos destacar la vocación mariana de Belgrano, pues cumple en reiteradas ocasiones con el culto o devoción ala Virgen María. Las sesiones consulares, donde él es secretario, estaban bajo la advocación de la Santísima y Purísima Concepción de María, bajo cuya advocación se iniciaba cada sesión presidida por Belgrano. Por esta misma época, en el Correo de Comercio sostiene que la religión es el sostén principal e indispensable del Estado y el apoyo firme de las obligaciones del ciudadano. Volúmenes enteros, dice, no son bastantes para descubrir todas sus conexiones con la felicidad pública y privada. “Riámonos de las virtudes morales, que no estén apoyadas por nuestra Santa Religión. La razón y la experiencia nos lo enseñan constantemente”.
Recomienda a los párrocos que atiendan “más a los pobres vivos que a los pobres muertos”. Cada parroquia debía ser una escuela de capacitación educativa y de trabajo para que ambos sexos puedan alcanzar un futuro promisorio, al margen de fomentar en cada una de ellas el cuidado de la salud y la seguridad.
En sus Memorias, cartas y otros documentos hace manifestaciones muy concretas de respeto hacia la Santísima Virgen María. Destaca indudablemente el aspecto maternal y sobre todo el carácter mediador que ella tiene frente a su Hijo Jesús. El misterio de la Purísima Concepción cobra valor inusitado en el accionar de Belgrano, pues constituye el símbolo que identifica a los americanos en momentos de producirse la Revolución y la Independencia. Es el Misterio de la Inmaculada Concepción que se opone al Misterio de los Derechos de Fernando VII que esgrimen los separatistas.
Bolívar así como Miranda, integrados al movimiento de revolución, exponen estos mismos principios llegando a expresar “detestamos a Fernando VII”.El 8 de julio al conocerse la declaración de la Independencia de la Confederación venezolana se advierte en el artículo VIII que juran ante los Santos Evangelios defender la independencia de la Monarquía española, mantener ilesa la Santa Religión Católica, Apostólica y Romana y defender el Misterio de la Concepción Inmaculada de la Virgen María. Esto se produce porque el pueblo no apoyaba a los separatistas y hubo que recurrir a este Misterio para obtener el apoyo incluso del Arzobispo.
Belgrano en su diario de marcha al Rosario, así como en sus campañas al Paraguay y Banda Oriental (1811-1812); y su posición frente al Ejército Auxiliar del Perú (1812-1813 y 1816-1819), a través de bandos, proclamas y ordenanzas para el ejército y la población, constituyen un corolario por demás revelador de su respeto por la Santísima Virgen. Con motivo de la Batalla de Tucumán pone bajo la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes la suerte de su ejército. Tributa ante la victoria un homenaje muy sentido a la Santísima Virgen, nombrándola Patrona y Generala del Ejército, entregándole su bastón de mando. Belgrano, como católico práctico difundió la devoción a la Santísima Virgen a través del Rosario, novenarios, misas, angelus, etc., al punto que Bartolomé Mitre dijo que su ejército parecía una legión romana sujeta a las normas de una orden monacal. Su amor a la Virgen se puso de manifiesto en sus homenajes, haciendo llegar las banderas y trofeos tomados al enemigo para ser depositados a los pies de la Virgen del Rosario o de la Inmaculada Concepción de Luján o de Nuestra Señora de las Mercedes en Tucumán. Toda la documentación esta signada por su devoto amor a María, considerándola fundamento de fe cristiana y refugio de todos los pueblos del mundo.
Belgrano inicia dos grandes devociones, el rezo del Rosario y el uso del escapulario, que los soldados llevan en sus pechos. La misa es un elemento fundamental de la religiosidad y los soldados y oficiales debían concurrir a misa. Al compulsar los distintos diarios militares advertimos que en todos ellos exhorta al patriotismo de sus tropas e invoca reiteradamente a la Divina Providencia y a los auxilios de María Santísima para alcanzar la Independencia de la América del Sur. Su visión es integradora y pone a la Santísima Virgen de la Merced como Generala del Ejército y "Patrona de la libertad de América".
Exalta el amor al orden que deben tener los soldados y oficiales del Ejercito y con ello el respeto a las autoridades y fundamentalmente a "Nuestra Santa Religión".(1)
Puntualiza la necesidad de afianzar el honor, la capacidad, el trabajo, la voluntad de servicio, la ética, la moral, el amor a Dios, el culto a la Santísima Virgen.
Perfila el carácter de todo buen militar: la serenidad, la vigilancia constante, el espíritu de cuerpo.
Promueve el destierro del ocio y la capacitación por el trabajo, las ciencias y la técnica. Así decía: "Los hombres grandes leen en tiempos de guerra como en tiempos de paz. Nobleza de alma y sentimiento altruista, educación y vocación, espiritualidad y religiosidad, amor a la Patria, a la tierra y a su gente constituyen el corolario de todo buen cristiano".
Belgrano siempre se definió como católico, apostólico y romano, pero fundamentalmente esto lo ataba a conservar el patrimonio de su tierra y velar por el bienestar del común. Ponía a Dios como testigo de su responsabilidad y a la Santísima Virgen como tributaria de la libertad y la Independencia de América en todo tiempo. Es significativo en este caso la correspondencia que mantiene con el General San Martín, en donde le advierte sobre el carácter de los Pueblos del Interior, donde hará la guerra no sólo con las armas sino con la opinión, afianzada en las virtudes naturales cristianas y religiosas. Estas cartas constituyen una joya de enorme trascendencia, que no solo afianza una amistad, sino que se advierte al Estadista, siempre atento a las realidades que vive y a las necesidades de su pueblo.
1- Extractado de Cristina Minutolo de Orsi, “Manuel Belgrano y su amor a la Inmaculada... La Bandera Nacional” artículo a publicar en próximos Anales