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EL DESIERTO INCONQUISTABLE - SIERRA CHICA

31 de mayo de 1855

Durante la época de Rosas, prácticamente se habían terminado los malones, o se reducían a pillajes sin importancia, por los tratos que Juan Manuel de Rosas había hecho con los indios en 1833, entregándole mercaderías, yerba y caballos. Después de Caseros no se mantuvieron los acuerdos, y los indios reanudaron los malones, amenazando Bahía Blanca, 25 de Mayo, etc. Entre los caciques estaba Catriel y Payne, comandados por Calfucurá.
“Juan Manuel es mi amigo. Nunca me ha engañado. Yo y todos mis indios moriremos por él. Si no hubiera sido por Juan Manuel no viviríamos como vivimos en fraternidad con los cristianos y entre ellos. Mientras viva Juan Manuel todos seremos felices y pasaremos una vida tranquila al lado de nuestras esposas e hijos. Todos los que están aquí pueden atestiguar que lo que Juan Manuel nos ha dicho y aconsejado ha salido bien...” Discurso del cacique pampa CATRIEL en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al poder en su segundo gobierno. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833. Recopilado por Adolfo Garretón. Edit. EUDEBA. Bs. As. 1975.
“Nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata, mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos por Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”. Expresiones del Cacique Catriel, extraídas del libro “Roca y Tejedor” de Julio A. Costa.
Nicasio: “Que él había acompañado en cinco campañas a Juan Manuel y que siempre había de morir por él porque Juan Manuel era su hermano y el padre de todos los pobres” Parte del discurso del Cacique Nicasio en Tapalqué celebrando la llegada de Rosas al gobierno por segunda vez. Extraído del libro “Partes detallados de la expedición al desierto de Juan Manuel de Rosas en 1833”. Recopilado por ADOLFO GARRETON. Edit. EUDEBA.
El cacique Pincén relata: “...Juan Manuel ser muy bueno pero muy loco; me regalaba potrancas, pero un gringo nos debía tajear el brazo, según él era un gualicho grande contra la viruela y algo de cierto debió de ser porque no hubo mas viruela por entonces...” (J.M.Rosa,Hist.Arg.t.VIII).
¿Quien mejor que Mitre para darle un escarmiento a esos indios ignorantes que andaban maloneando en la campaña de Buenos Aires? ¿acaso no había ido Rosas en 1833 hasta Choele Choel y Neuquén?
En Buenos Aires la juventud liberal lo despide con un banquete,(como corresponde), donde Mitre promete “exterminar a los bárbaros”. Allá va entonces Mitre al frente de más de 900 hombres de infantería, caballería y dos piezas de artillería, pero al llegar a las proximidades de Sierra Chica, se topa con Catriel y Calfucurá al frente de 500 indios, que le aniquilan la infantería, le toman la artillería y le desbandan la caballería. El Tísico y el resto de la tropa que le quedaba, apenas pudo salvar el pellejo trepando a la Sierra Chica, inaccesible para la caballería. Los salvó la policía de Tandil que los socorrió y les abrió una vía de escape. (Se volvieron de a pie). Es curiosa la táctica de Mitre, que sale de Buenos Aires como “caballería” pero regresa como “infantería”.
No obstante esta derrota vergonzosa, Mitre llega a Buenos Aires donde es agasajado por Sarmiento en un banquete, (como corresponde), donde Mitre dice otra de sus frases célebres (como corresponde) “El desierto es inconquistable”.
Mitre disimuló públicamente esta derrota vergonzosa, aunque en los partes no pudo disimular, (porque siempre hay algunos testigos batilanas) y el 12 de junio le informa a Obligado: “Para ocultar la vergüenza de nuestra armas (la vergüenza de Mitre será) he debido decir que la fuerza de Calfucurá ascendía a 600, aun cuando toda ella no alcanzase a 500; así como he dicho que la División del Centro no pasaba de 600, aun cuando tuviese más de 900, dos piezas de artillería y 30 infantes el día que tuvo lugar su encuentro en el que Calfucurá debió quedar destruido… He dicho también que por falta de caballos, pero debo declarar a usted confidencialmente que ese día los tenia regulares… Hasta ahora sabíamos que era un buen partido un cristiano contra dos indios, pero he aquí que ha habido quien haya encontrado desventajoso entre dos cristianos contra un indio.” (Scobie. La lucha.p.132 / JMR.t.VI.p.151)
Leyendo cuidadosamente las palabras del parte, y tomadas como de quien vienen, podemos deducir que los indios eran 250, las tropas 1800, la infantería 60 y las piezas de artillería cuatro. Y con jefes como ese, un buen partido era por lo menos cuatro contra uno. Respecto a los caballos, efectivamente ese día los tenia regulares …¡cuando los tenia faltantes era al día siguiente!

Fuente: www.lagazeta.com.ar

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