Juan de Almagro era, por 1801, propietario de la parcela comprendida entre las hoy calles Chile y Bolivia, desde San Martín a La Merced. ¿Quién era y cómo vino a caer por estos pagos?
Malagueño (no sabemos si "saleroso"), abogado, fue enviado a América como Oidor de la Real Audiencia de Charcas. Trabajó luego siendo algo así como "asesor legal" de varios virreyes. Hasta la Revolución de Mayo fue también Auditor de Guerra, tarea que no sabemos en qué consistía. En el Cabildo Abierto del 22 votó tibiamente lo que votara la mayoría, y aún así con reservas. Lo que sí sabemos hizo bien fue llenarse de dinero y de propiedades. En Buenos Aires se compró 80 manzanas (hoy "Barrio de Almagro"). En nuestra Ensenada adquirió las dos hectáreas antes mencionadas a Tomasa López de Osornio el 21 de febrero de 1800, porque tenía el "dato" de la fundación próxima de la ciudad. Murió el 24 de julio de 1843, inmensamente rico.
Esta información que tomamos, como muchas veces lo hacemos, del trabajo de Carlos Asnaghi, nos permiten un par de reflexiones. La primera es que "vivillos hubo siempre" y Juan Manuel de Almagro demostró una vez más que los "gallegos" no son son como los pintan en algunos cuentos. Además, una segunda reflexión que es una pregunta cuasi retórica: ¿Por qué doña Tomasa le vendió a Almagro tierras a metros del centro un año antes de su segura valorización? ¿No sabía?
Malagueño (no sabemos si "saleroso"), abogado, fue enviado a América como Oidor de la Real Audiencia de Charcas. Trabajó luego siendo algo así como "asesor legal" de varios virreyes. Hasta la Revolución de Mayo fue también Auditor de Guerra, tarea que no sabemos en qué consistía. En el Cabildo Abierto del 22 votó tibiamente lo que votara la mayoría, y aún así con reservas. Lo que sí sabemos hizo bien fue llenarse de dinero y de propiedades. En Buenos Aires se compró 80 manzanas (hoy "Barrio de Almagro"). En nuestra Ensenada adquirió las dos hectáreas antes mencionadas a Tomasa López de Osornio el 21 de febrero de 1800, porque tenía el "dato" de la fundación próxima de la ciudad. Murió el 24 de julio de 1843, inmensamente rico.
Esta información que tomamos, como muchas veces lo hacemos, del trabajo de Carlos Asnaghi, nos permiten un par de reflexiones. La primera es que "vivillos hubo siempre" y Juan Manuel de Almagro demostró una vez más que los "gallegos" no son son como los pintan en algunos cuentos. Además, una segunda reflexión que es una pregunta cuasi retórica: ¿Por qué doña Tomasa le vendió a Almagro tierras a metros del centro un año antes de su segura valorización? ¿No sabía?
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