Servicio de búsqueda personalizada

Búsqueda personalizada

Chaschás a Chaschús


Durante varios años, el Padre Juan Carlos Romanín (al que muchos llamaban "Chaschús") estuvo a cargo de la Parroquia de Ensenada. Y participó activamente de movimientos populares tales como los realizados en defensa del Hospital Cestino.
Hoy es Obispo de Santa Cruz y muchas veces lo hemos visto por televisión encabezando protestas y reclamos en esa provincia.
Acabamos de recibir, como lo hacemos habitualmente con diversas agencias y agrupaciones, un despacho (el número 162) del Frente Nacional Transversal y Popular, órgano informativo de la CTA, en la que una nota firmada por Orlando Barone se refiere al Obispo y a su posición.
No estamos en condiciones de analizarlo, por lo que decidimos transcribirlo para que usted saque sus propias conclusiones y luego, si lo desea, nos envíe sus comentarios.
***

La Iglesia acaba de dar un veredicto, no de religiosidad sino de política. Insiste en objetar el "clientelismo". Pero calificar de clientes a los pobres es un agravio que ellos no se merecen. La humanidad entera es cliente de algo. Todos somos clientes de quien nos provee beneficios y no de quien nos los quita. Hasta las corporaciones les chupan las medias a los gobiernos si las colman de ganancias.
Incluso los fieles son clientes de los santos que les prometen o dispensan milagros. Son clientes hasta los que tienen clientela. Y no sólo un gobierno tiene vocación hegemónica: también la iglesia. Si por ella fuera no habría ateos, agnósticos ni fieles a otras creencias.
Y causa triste sorpresa que el obispo del sur, Romanín, advierta que en Santa Cruz puede cundir la idea de hacerse justicia por mano propia. En la Argentina ni siquiera los deudos de los Desaparecidos han salido a actuar por mano propia sino invocando las leyes del Derecho. Por eso los militares represores se van muriendo de viejitos. Y hasta ministros de economía que dejaron el tendal han sobrevivido sin más castigo que un escupitajo o un escrache.
Tampoco se hicieron justicia por mano propia agrupaciones obreras y políticas tocadas por alguna represión mortal, como la de la estación Avellaneda. Ni gentes desesperadas por la exclusión y la miseria salieron en masa a hacerse justicia con sus enemigos. No. Si ahora mismo está el caso del sacerdote Von Wernich.
Largamente señalado como cómplice de crimenes hoy asiste a su proceso sano e ileso ante los propios torturados a quienes sometía. Los obispos no hablan sobre esto. Conviene recoprdar que aún frente a las más graves situaciones no ha habido en la sociedad desquite político violento por mano propia.
¿Por qué el obispo Romanín cree que ahora eso podría pasar en Santa Cruz? Más lógico resultaría especular con una situación extrema en sectores asolados por el hambre o el olvido. Pero no en Río Gallegos cuyos índices de prosperidad son superiores a la media de las otras provincias gracias a las ventajas del petróleo y del empleo público.
Preocupa tanto presagio sombrío en las voces de quienes son abanderados de la esperanza. La iglesia actúa como fiscal superior aunque esto sea inapropiado para una democracia de ciudadanos y no de fieles. El augurio de que en Santa Cruz podría haber justicia por mano propia si es cierto es grave, y si es exagerado, es más grave todavía. Es que en la Iglesia argentina hay muchos obispos y cardenales que ejercen también la politología. Habría que pensar si no es un abuso de rubro o de crucifijo.
***

No hay comentarios.:

¿se suman?