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Juan Manuel de Rosas y sus trabajos cotidianos

Mientras construía su residencia particular en Palermo, el encierro a que se sometía para cumplir con su abrumadora labor oficial volvió perjudicial su modo de vida en la ciudad. En su casa de la calle Moreno, donde tenía su despacho, trabaja catorce horas diarias, entre el día y la noche, con los oficiales de su secretaría, quienes le llevaban los expedientes del Fuerte. Los ministros acudían a su domicilio, a celebrar los acuerdos, hasta que poco a poco, todo llegó a tramitarse por escrito, en "carpetas" sobre cuyo orden Rosas era meticuloso en extremo. Por trabajar, el gobernador olvidaba el apetito y el sueño; su hija debía instarlo para que pensara en su salud. Palermo, cuando estuvo terminada la reconstrucción de la propiedad, era ideal para un hombre que se había formado en el campo, y hacía más de una década que se lo pasaba encerrado la mayor parte del día, amarrado al duro banco del galeote que era su escritorio. Allí podía dar paseos a caballo, como si estuviera en una estancia, aunque próximo al centro de los negocios públicos. Tenía varios caballos de su monta exclusiva, que eran vareados por sus peones con peso igual al suyo.
El público de la ciudad tenía libre acceso a la quinta de Rosas, tanto al parque como a las dependencias. Rosas arregló el paseo con idea de legarlo a la ciudad de Buenos Aires.
 
- Irazusta, Julio. Vida política de Juan Manuel de Rosas, t.VII, cap.99

- Castagnino Leonardo. Juan Manuel de Rosas, Sombras y Verdades
- La Gazeta Federal http://www.lagazeta.com.ar/

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