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Paraguay se viste de Patria



Van quedando inspirados algunos escaparates de la ciudad de Asunción, con sus alegorías a los colores de la bandera del Paraguay. Pero yo aguardo más. Hace doscientos años nos hemos independizado de la corona española, y el pueblo paraguayo debe celebrarlo con entusiasmo, patriotismo, fogosidad... Estaría muy coqueto que las damas usen ¿por qué, no? aros de pluma con los colores rojo, blanco y azul. Y sería una acto de triunfo de la fantasía, que aquellos maniquíes estáticos, sean vestidos con prendas de la patria. Hay que hacer animación de los sentimientos. Y que el talento encienda todos los fósforos de la imaginación. Se debe tirar la patria por la ventana, porque llegado el momento es.


Podrían los propietarios de murallas altas, adornar sus paredes con artísticos, creativos grafitis, alusivos a las figuras de la multitud, saliendo a festejar la independencia, en aquel lejano 1811, por ejemplo. Corren tantas ideas a las cuales echar mano. Se podría premiar, con dinero de algún empresario que se anime con la idea, al propietario de la muralla que ostente el mejor grafiti. ¿Y qué de Fulgencio Yegros y de los otros héroes? ¿Por qué no se iluminan las mentes de algunos vendedores de remeras, para estampar en ellas, las figuras de los próceres? ¿No usan, acaso, nuestros jóvenes, remeras con el emblemático rostro del Che Guevara, a quien admiro, pues murió por su causa? Pero ¿por qué la juventud no ha de vestir prendas con el perfil de los hombres que nos dieron la independencia? Qué bonito, histórico y “fashion” sería vestir las remeras de los próceres. ¿A qué se debe este quietismo? ¿Dónde están las flores rojas, blancas y azules que engalanen los centros de mesa de los bares y de los restaurantes? ¿Y las simpáticas mujeres de nuestra patria, qué esperan para usar prendas de vestir donde los colores patrios dejen un testimonio contundente de originalidad y de moda? Las guampas, los manteles, las servilletas, las fundas de las almohadas, y tantas otras cosas más que forman parte del uso cotidiano en la casa, deberían tener los colores ya nombrados. En las escuelas y en colegios tendrían que organizarse concursos literarios cuyo tema gire en torno a la gesta del 14 y 15 de mayo, por ejemplo. Más que nunca (no “podemos” aguardar el paso de cien años más ) los comerciantes, los que están en la comisión del bicentenario, la ciudadanía en general, deberían sacar a relucir las mejores galas de su materia gris para que la celebración del bicentenario sea un despliegue, qué digo despliegue, derroche de ideas.

Que los niños nacidos en los días 14 y 15 de mayo lleven los nombres de nuestros libertadores. Que la patria se viva en las calles, en los hoteles, en las plazas, en los colegios, en las cárceles, en las casas particulares, en los más concurridos centros comerciales. Los próceres están aguardando desde hace doscientos años por sus respectivos grafitis.

Yo, por mi parte, pienso que sería original elegir por votación el plato o la comida típica del bicentenario. Hay tantas opciones dentro de nuestra rica gastronomía: A ver: borí borí, caldo avá, locro, mbeyú, sopa paraguaya...
 
Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
11 de Abril de 2011

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