Cantinera de las fuerzas nacionales que llevaron a cabo la conquista del desierto y poblaron los confines del país. Acompañó a su marido en la guerra del Paraguay y después se sumó a las columnas que arrojaron a los indios de sus posesiones.
Participó en las fundaciones de Carhué, Puán y Trenque Lauquen, fortines que darían origen a nuevas poblaciones. Se estableció en Neuquén, adonde la llevara la campaña del general Julio A.Roca, y allí murió en 1917. Sus cenizas reposan en Plaza Huincul.
Las mujeres como ella fueron retratadas por escritores que reconstruyeron la epopeya del desierto, en reconocimiento por su labor abnegada, pero "La Pasto Verde", apodo con que era conocida, fue objeto de un especial homenaje, que puntualiza cuánto de sacrificadas tuvieron esas vidas; a fines de 1965 las autoridades, instituciones y pueblo de Neuquén se congregaron junto a un monolito y descubrieron una placa recordatoria de la humilde mujer que representa a todas las cantineras, fortineras y también soldados femeninos de la conquista del desierto".El monolito se encuentra a la vera de la Ruta 22, donde también existe ahora su museo. Allí élla atendía una pulpería en el medio de una de las rutas de entonces, y allí fue conocida por mucha gente, por su hermosura, por su alegría y por su atención, y también por sus ansias de ayudar a quien lo necesitara.
El apodo de "La Pasto Verde" en realidad, es un halagador cumplido, y bastante excepcional. Las mujeres en la milicia que acompañaban a las tropas recibían apodos, siempre ingeniosos pero generalmente despectivos. La Pasto Verde, posee una connotación fuertemente placentera. A los ojos de un paisano de aquellos tiempos y lugares, es todo un homenaje admirado, desde la mentalidad de un criollo que siempre tiene conciencia de la escasez de comida fresca y agua para sí y los animales. Era una mujer vigorosa, ágil, servicial y alegre, decidora cordial y afable , la “fortinera” era un paso obligado a quien tanto la historia como los pobladores recuerdan con cariño y respeto con el nombre de “La Pasto Verde” por su belleza juvenil y así calificada por los parroquianos de la época.
Falleció en Plaza Huincul en 1917.
Puede ver el artículo completo, musicalizado,
"La Pasto Verde"
(Marcelo Berbel - por Jorge Cafrune)
Aguada de los recuerdos, lejanos
Tapera de un dulce ayer,
Tiempo de la "Pasto verde",
Zamba del coraje hecho mujer.
Brava gaucha en los fortines, sureños,
Bella flor del jarillal,
Mil soldados te quisieron,
Pero la tierra te quiso más.
Sobre la reja, entre las piedras
Donde duerme tu voz,
Mi guitarra lloró.
Sola, esta zambita por las noches
Quiere darte luz,
Porque le duele que digan
Que el criollo neuquino te olvidó.
Quién te llamó "Pasto verde", fresquita
Tal vez tu aroma sintió,
Poema de los desiertos,
Versos de un coplero que pasó.
Quizás hablen de tus años, de moza,
La aguada, el grillo, el zampal,
Años de lanza y romance,
Sangre que secó el viento al pasar.
Fuentes:
- Lily Sosa de Newton. "Diccionario bibliográfico de mujeres argentinas"
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar
La Pasto Verde y el petróleo
Cuando el autor de “La Pasto Verde”, Marcelo Berbel habla sobre la venganza de doña Carmen Funes, seguramente se debe referir a que jamás se mencionó su nombre como la responsable del descubrimiento de petróleo en lo que es hoy Plaza Huincul. Su rancho de adobe se encontraba a un costado de la ruta 22 en Neuquén. Una acequia cercana le proveía de agua y esta cada día venía con olor más fuerte. Ninguno de los distintos remedios empleados para hacerla bebible daba resultado y el olor persistía. De modo que cada viajero que pasaba por la posta se llevaba en la memoria las quejas de la Pasto Verde por el agua con olor a querosén.
Tanto insistió con el tema que el Ministro de Agricultura de la Nación decidió mandar técnicos a revisar la zona. Doña Carmen los guió en sus exploraciones. Se cree que los albergó en su caso y les facilitó la tarea al conocer ampliamente el lugar. El doctor Keidel como encargado decidió hacer las primeras perforaciones y es allí en el pozo número 1, donde brotó la sangre negra de la tierra. ¡Petróleo!!. La cuenca neuquina comenzaba a desangrarse.
YPF no le pagó a doña Carmen los servicios prestados y su nombre jamás apareció en las conmemoraciones como precursora de la industria petrolera en esa región. Su sobrenombre, se piensa, se lo dieron los milicos fortineros allá por el 1879, cuando su donosura desafiaba al mismo viento, año y señor de la zona. Entró a Neuquén desde Mendoza, casada con un soldado fortinero chileno, apellidado Campos. Supo de la lucha del cuartel, pero sus veinte años tenían la fuerza para soportar los embates del destino. Allá por 1960 se le hizo un homenaje, se levantó un monolito, cerca de la tumba enmarcada por las cuatro rejas. Una simple rosa roja fue el anónimo homenaje a su memoria, cuyos pétalos, fueron rápidamente deshojándose en la arena.
Graciela Arancibia
- "Recortes de la historia" en el indice: HISTORIA ARGENTINA
Fuente: www.lagazeta.com.ar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario