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El último adiós de San Martín

En Agosto conmemoramos el paso a la inmortalidad de un grande de la Historia Argentina: José de San Martín.
Por ese motivo queremos dejar aquí, a modo de homenaje a su figura, una carta que quizá no conozcas.
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Fue a Rosas la carta que San Martin escribió antes de morir. Está datada el 6 de mayo de 1850, cuando Rosas acababa de arreglar el acuerdo con Lepredour.


Boulogne, 6 de mayo de 1850.
Exmo. Sr. Gobernador y capitán general D. Juan Manuel de Rosas
Mi respetado general y amigo:
No es mi ánimo quitar á usted con una larga carta, el precioso tiempo que emplea en beneficio de nuestra patria.

El objeto de ésta es el de tributar a usted mis más sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria de este viejo amigo, como lo acaba de verificar en su importante mensaje de 27 de diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me he hecho leer, y que como argentino me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos, efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado.
Por tantos bienes realizados, yo felicito á usted muy sinceramente, como igualmente á toda la Confederación Argentina.

Que goce usted de salud completa, y que al terminar su vida pública sea colmado del justo reconocimiento de todo argentino, son los votos que hace y hará siempre en favor dé usted su apasionado amigo y compatriota.
José de San Martín.

(San Martín.Su correspondencia. Ed.América. Madrid, 1919, p.166)
 
La respuesta de Rosas a San Martín está fechada la antevíspera de la muerte del Libertador:
 
Buenos Aires, agosto 15 de 1850.

Señor general D. José de San Martín.
Mi querido amigo y respetado general:
Aunque mis ocupaciones son de un tamaño tal que están en suma desproporción con el tiempo que puedo darles, no obstante, por largas que fuesen las cartas de usted, cuanto más la del 6 de mayo próximo pasado, me daría siempre descanso y estímulo para rehacer mis fuerzas en esta lucha de negocios siempre crecientes.
Si en el último mensaje, como en otros anteriores, he hecho el debido homenaje a la memoria de usted, ha sido, entre otras consideraciones, porque me ha cabido la suerte de consolidar la independencia que usted conquistó, y he podido apreciar sus afanes por los míos.
Puesto que una multitud de objetos colocados en un cuadro, pueden sólo ser abarcados desde la distancia, ya se habrá usted apercibido con más calma que yo, del torrente de dificultades que debo atravesar para poner la patria en salvo y colocarla en el camino limpio que debe seguir.
Mi último mensaje puede haber parecido minucioso, pero a mi ver, el edificio social se ha desplomado en Europa porque sus hombres de Estado, elevados siempre en las altas regiones de la política, no descienden a cuidar tantos pequeños elementos que, abandonados en la oscuridad, carcomen la base del poder más sólido. Usted sabe cuánta influencia ejercen las más pequeñas causas en las grandes empresas.
No era, pues, de extrañar, ni justo, que recordando los méritos que han contraído los gobernadores de las provincias y otros muchos individuos subalternos nombrados en el mensaje, el nombre ilustre de usted no figurase en primera línea, cuando su voto imponente acerca del resultado de la intervención ha sido pesado en los consejos de los injustos interventores.
Sólo me resta devolver a usted, a nombre de la Confederación Argentina y mío, las felicitaciones que nos dirige, deseando que el viejo soldado de la independencia pueda vivir largos años en salud, para que veamos nuestra querida patria independiente, tranquila, libre y feliz.
Estos son igualmente los deseos constantes de este su sincero amigo y compatriota.

Juan M. de Rosas.
 
(San Martín.Su correspondencia. Ed.América. Madrid, 1919, p.167.168)
 
Fuente: La Gazeta Federal http://www.lagazeta.com.ar/

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