Gral.Gregorio A. de Lamadrid
No sólo en La Rioja hizo sentir Lamadrid el peso de sus arbitrariedades. Llegado a San Juan, al frente de una división de caballería, asumió el gobierno durante una semana.
Un día de ese breve gobierno el coronel Quiroga del Carril es condenado a muerte. Se lo fusila, una mañana, en la plaza de San Juan, bajo los altos del histórico Cabildo.
Ese mismo día por la noche fue asesinado en la cárcel el doctor Francisco Ignacio Bustos, ex-gobernador delegado de la provincia y hombre sumamente apreciado en ella. Lamadrid narra con cinismo en sus Memorías, las argucias de que intentó valerse para eliminarlo:
"Le ordené al oficial Coria -dice- que previniera al centinela que lo relevara al de la puerta del preso, que se prestara a la seducción que le hiciera, aun se bajara con él, si le invitaba a fugarse; que si tal sucedía, estuviese muy vigilado, para que al tiempo de ganar la calle le disparase cuatro tiros, gritando a la guardia, pero que cuidara de que no se trasluciera semejante intriga, pues debería indagarse al día siguiente por sumario." (Lamadrid, Memorias, t.I, p.492)
El plan falló, porque, según parece, Bustos no pretendió fugarse; pero, asimismo, "estando en la cárcel, cargado de grillos, y sin el menor indicio de que hubiese intentado evadirse, como se hizo creer, fue muerto a balazos en la misma prisión" y agrega un detalle interesante: "El día anterior de la muerte del doctor Bustos, el gobernador Lamadrid le exigió 6000 pesos, que no tenía ni esperaba recibir de su esposa, a quien, no obstante, los hizo pedir en Mendoza."
Retazos de un período de historia argentina que, como tantos otros, poco y nada tenía de tranquilidad.
Fuente: http://www.lagazeta.com.ar/civilizacion_o_barbarie.htm#05
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